LA HUERTA ENTERRADA
Apenas un 4% de las frutas y verduras que comemos se producen en la huerta zaragozana, que ha perdido el 90% de su superficie
Zaragoza es huerta. Durante más de 40 generaciones hemos sido autosuficientes y prósperos por la confluencia de cuatro ríos y un Canal y sus bondades en forma de tierra fértil con acceso a riego.
Zaragoza, Cesaraugusta y antes Salduie han cultivado y alimentado a los paisanos y paisanas con la tierra que tenemos bajo nuestros pies y con el agua que los ríos nos obsequian. Más de 2000 años de tradición trasmitida de padres a hijos, de selección de los mejores frutos para recoger sus semillas y así mejorar la especie en este clima y región. Acelgas, lechugas, alcachofas, borrajas, tomates, puerros o ajos han alimentado a nuestros antepasados.
Tradición truncada recientemente. Las suertes de la huerta han cambiado. Se han reducido a casi la extinción los agricultores y agricultoras que nos dado de comer en el entorno de Zaragoza. La ciudad ha dado la espalda a la huerta y la entierra con cemento, alfalfa y mentiras. En nombre del progreso vendemos nuestro destino.
Pero no todo está perdido.
Gente rompe el silencio cómplice y verdugo.
Gente elige producto local de temporada.
Gente compra borraja con nombre de Pilar.
Gente defiende con su voz y azada, la huerta enterrada.
Texto: Juan Valiente. Plataforma de la Huerta Zaragozana.
Foto: Juan Valiente. La huerta se cuida, la huerta nos cuida.
martes, 1 de febrero de 2022
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